A todos nos gusta vivir rodeados de objetos bellos. Levantarnos cada mañana y enfrentar el día en un ambiente físico que nos estimule o al menos que el espacio doméstico no se convierta en una suma de obstáculos a vencer. Como más o menos dice un joven filósofo de la arquitectura, la casa de cada uno tiene siempre una intensidad que cambia nuestro modo de ser y de todo lo que contiene su cerco mágico: es el lugar donde la biología y el diseño, las sensibilidades humanas y el universo material interactúan más estrechamente.
Y no cabe ninguna duda que el famoso Made in Italy fue un emblema que se proyectó al mundo no solo por el vuelo imaginativo de su alta costura o el boom creativo de sus marcas de ropa, pero el diseño de muebles y la variante de objetos domésticos también tuvieron (y tienen) un enorme impacto social y comercial en la vida contemporánea.
La cafetera de la casa Bialetti, un clásico en regla (foto 1). El encendedor de gas (foto 2) o la exprimidora de la casa Alessi proyectada por Philippe Starck (foto 3), podrían pasar casi por esculturitas como las que se exhiben en las galerías de arte de hoy, tanto como las lámparas de Artemide, (fotos 4, 5, 6) que también podrían ser presa del floro de algún ‘curador’ a la moda. Pero el distinguido mini bar ‘El Barista’ de De Castelli (foto 7) diseñado por Adriano Design nos recuerda que nada mejor que completar la sólida belleza de un objeto cotidiano, sirviéndose un vino tan elegante como el Brunello di Montalcino DOCG, @az.verbena , aquí (foto 8) en su formato Magnum de 1.5 litros con caja de madera.
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